Continuación de la Parte II
Mi éxito en el campo de las matemáticas empezó gracias al interés de observarla como un pasatiempo y no como una clase. Eran esos cuadernos que he comentado en ocasiones aquí (las 20 Etapas) las que me mantuvieron entretenido en los primeros tres grados, aunque en realidad no tuviesen tanta teoría y más memorización.
También ayudó muchísimo que, durante segundo grado, la veterana maestra que tenía nos tocaba esas famosas tablas de multiplicar cantadas, las cuales en esa época interpretaron Rubén DJ,
Burbujita Gargarita, y Sandra Zaiter (todos con su forma peculiar), que despertaron mi interés en dominarlas. Ya para mi segundo mes en segundo grado, ya conocía hasta la tabla del cinco. Es muy raro que no utilicé las flash cards para recordar sumas, diferencias, productos, y cocientes.
Fue para tercer grado que se me acercaron para que participase en las competncias distritales de matemáticas del Departamento de Educación. Para ser mi primera oportunidad, salí bastante bien, con un segundo lugar. Ese día me entero que el que ganaba primero representaba al pueblo en las competencias regionales, y de ser el vencedor en ésta, participaba en la de nivel estatal.
Durante los próximos cuatro años empecé mi preparación dentro y fuera del aula. Comencé recolectando libros de texto para pulirme.
El primero de la primera biblioteca fue
Matemática 4 (Laidlaw Brothers, 1964), cuya portada (en
este estilo) tenía los colores con las que habían pintado mi casa en los noventa (rosa y verde menta). Era el libro que se usaba en la década del sesenta, bastante tradicional, a dos colores, con una pequeña ilustración en la esquina izquierda cuando presentaban un tema nuevo.
Después tuve el tomo de cuarto grado de
Éxito en las matemáticas (usado en las escuelas públicas cuando Back to Basics estaba transicionando al enfoque en los problemas verbales en los ochenta) Resolver problema verbal tras problema verbal y mirar los procedimientos mediante flujogramas de ese libro verde olivo me aventajó sobre el resto
Éstos dos textos me pusieron a ganar el nivel distrital y segundo a nivel regional en cuarto grado. Ahora mi meta era practicar, practicar, y practicar; pero fue tanto que quedé 2do en quinto.
Para sexto grado llega una nueva maestra con nuevas estrategias, como el poner procedimientos y una oración de respuesta. Es en ese último año que me topé en el armario del salón con el primero de los
cuatro tomos de
Matemática de Silver Burdett que tuve (el de 6° año, con un alce en el mismo centro) con su combinación de dos colores llamativos en sus portadas. Era el texto ley para los setenta, entre la extinción de la matemática moderna y el renacer de los conceptos básicos, con páginas a todo color, un reparto caricaturesco, y tópicos que pasaron a niveles secundarios o universitario, como la aritmética modular y construcciones de regla, transportador y compás; y otros que ya ni se dan (como los husos horarios y longitudes/latitudes).
Me acuerdo un día que tiraron al piso varios libros vintage que tenían en su posesión, para que todos fueramos al monte literario como si fuesen golosinas en piñata. Ahí divisé dos tomos de
Éxito en las Matemáticas, también de colores inusuales, de quinto (crema) y sexto (lilac), obteniendo el de sexto. Además de ésto, uno de los representantes de la isla envió a la escuela una gigantesca cantidad de textos de diferentes materias hechos en Colombia, de excelente calidad y todos por el mismo autor, el Dr. José H. Díaz Cubero. Ahí conseguí
sus textos de matemática de tercero a quinto año (del de sexto solamente trajeron una guía de maestro).
De toda la primera colección, el arma secreta que tuve para ganar fue un libro de matemáticas de nivel secundario que me obsequió mi abuela. taría un enfoque en la resolución de problemas verbales que adopté, con cuatro pasos: Plantear el problema, conocer la operación y pasos que vamos a hacer, el procedimiento, y escribir la solución en forma de oración. Además tenía un poco de álgebra, el cual practiqué en la laptop VTech que tuve en medio de la clase.
Todo ésto más la pasión que desarrollé por la competividad, y el hecho de que no habían tantas distracciones era el catalítico que me hizo sobrepasar matemáticamente al resto de los estudiantes de sexto grado a nivel público en 1999. Más aún, tuve tantas medallas de honor que por poco necesito una carretilla.
En retrospección, estudié tres diferentes enfoques educativos de las matemáticas sin saberlo en mi tiempo libre, mientras tenía las enseñanzas de una era que todavía estaba en la tecnofobia digital.
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Bono: Otros textos matemáticos que se utilizaron a nivel primario del sistema de educación público de Puerto Rico entre los ochenta y noventa
Después de las series
Matemática de Laidlaw Brothers (tanto la edición de 1964 como la edición adaptada a la matemática moderna del '68, mostrada arriba)
Matemática de Silver Burdett, y
Éxito en las matemáticas, las escuelas diversificaron su selección de textos al escoger diferentes publicadoras para dar sus currículos enfocados en la resolución de problemas. Por ejemplo, mi escuela tenía
Las Matemáticas de Addison-Wesley para los estudiantes de cuarto a sexto y cuando la Imprenta del Departamento de Educación dejó de hacer cuadernos, trajeron
Matemáticas: Exploremos tu Mundo (1991, Silver Burdett-Ginn) para los primeros tres grados.Otras escuelas siguieron su preferencia por la publicadora Silver Burdett y utilizaron la edición del 1988 (ahora renombrado
Silver Burdett Matemáticas); mientras que terceras utilizaron
Matemáticas sin límites (Holt Reinhart Winston, 1987). De todos éstos, tengo el libro de sexto grado de MSL, y déjeme decirles que su acercamiento es espectacular: estrategias de razonamiento, cálculo mental, introducen combinaciones y permutaciones, hasta una lección introductoria en lógica proposicional. Después les tendré que hacer una entrada aparte para que lo vean. Todos se suplementaban con los cuadernos que el DEPR hacía para los grados. Quién imaginaría que el antiguo Departamento de Instrucción Pública brindaba tanta ayuda y al poco tiempo de cambiar su nombre, las cosas fueron de mal a peor.
Ahora, ¿alguien sabrá de que grado es éste?
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Esta es la segunda entrada hecha para la Edición 2.6 del Carnaval de Matemáticas, cuyo anfitrión en esta ocasión es el blog La Vaca Esférica