Opinión: 20 años de cambios en las escuelas de Puerto Rico

Esto fue una pregunta que tuve que contestar para la clase de EDPE3129:

1. ¿QUE DIFERENCIA HAY ENTRE LA ESCUELA DE HACE 2 DECADAS Y LA ESCUELA DE HOY?
2. ¿QUE DIFERENCIA HAY ENTRE EL ESTUDIANTE DE HACE DOS DECADAS Y EL ESTUDIANTE DE HOY

Esta fue mi respuesta:

Respuesta Pregunta 1:

De 1989 a 2009 ha llovido bastante. Tanto en el aspecto pedagógico, educativo, y tecnológico, la escuela ha evolucionado positivamente. Antes no existía una manera directa de que los padres se acercasen al aula que no fuese a buscar calificaciones o quejas. No fue hasta principios de los 90 que idean el concepto de escuelas de la comunidad, integrando al padre como parte de la escuela. El programa ZELDA regía con mano dura en contra de las drogas y armas, cuando no fue hasta en años recientes que las Escuelas Libres de Drogas y Armas estaban en las de la ley. Pero estos datos son ínfimos comparados con la drástica transformación que ha ocurrido con el maestro de Puerto Rico.

El maestro boricua del '89 era como dice el matemático español Antonio Pérez Sanz: "se necesita una buena voz, tiza, pizarra, y un libro de texto". Éstas y otras tecnologías que para el 2009 son retrógradas pero no obsoletas, como el proyector de diapositivas y el mimeógrafo, eran la orden del día. Todo trabajo salía de los cuadernos provistos por el antes llamado Departamento de Instrucción Pública, complementando los textos, de haber alguno. ¿Quién no recuerda ese mega cuaderno de inglés dónde recortabas las láminas, para pegar a la libreta, y luego escribir chair o clothes? ¿Quizás utilizaste los cuadernos de matemáticas que cada examen eran etapas y coquíes? ¿O el cuaderno de comprensión de lectura? ¿Y el famoso cuaderno del SIDA? Eran otros tiempos; ahora todo libro en las escuelas del país son comprados por el Departamento de Educación, con español semejante a película con audio latino. Lo más que se daban eran pruebas cortas, exámenes y proyectos, a lápiz y papel gris con las líneas azules.

Veinte años pasan y el instructor tiene todas las de ganar gracias al periodo de transformación tecnológica de los finales de los 90. Las escuelas implementan el sistema Windows lentamente (todavía no se ve un resultado holístico hoy día), muchas hoy día todavía sin Internet. Esto fue un paso gigante, ya que para usar computadoras en el '89 tenías que saber FORTRAN, Pascal, y C. Ahora los educadores tenían un arma de poder infinito sin saber usarlo. De las pocas cosas que han quedado igual ha sido eso: todavía la mayoría no usa las capacidades de la computadora a toda capacidad o ni la usa en lo absoluto.

Cosas que han cambiado poco o nada: el comedor escolar (salvo pollo, burritos, y pizza), la biblioteca (depende si hay computadoras con Internet y/o Encarta), la oficina del director, y los trabajadores sociales (con un poco más de conocimiento de trastornos mentales).

Claro está falta hablar y comparar al estudiante ochentoso con el de hoy, con rasgos completamente distintos entre sí.

Respuesta Pregunta 2:

El estudiante del 1989 tenía tecnología muy limitada comparada con el jóven alumno de hoy. Mientras que el ochentoso escuchaba la tablas de multiplicar de Sandra Zaiter en cassette con su Walkman, veía películas en VHS, y el acceso directo a la información era la Enciclopedia Larousse, el estudiante del siglo XXI escucha las tablas de multiplicar en reggaetón en su iPod, ve documentales en Youtube, y consigue toda su información de todas la enciclopedias y páginas web que pueda encontrar en el ciberespacio.

Los proyectos hoy en día son más variados (PPT, Excel, comentar en blogs, documentos) que el trillado proyecto hecho a lápiz o maquinilla, el cual la mayoría de las veces medía el esfuerzo de los estudiantes, factor positivo de la tecnología retrograda.

Las nuevas tecnologías subsecuentemente han formado estudiantes más reacios a aprender y aplicar el material dado a clase. El fácil acceso a la información electrónica hace que se cometa plagio más que antes. Además, el estudiante de hoy vive rodeado de tanta tecnología que lo distrae de su enfoque educativo. Lo más que distraía al estudiante del '89 era el Game Boy, el Nintendo, el Cable TV, y jugar afuera; cosa que el niño de hoy ha dejado por añadir más video juegos a su vida.

Todo ha mejorado, excepto el desempeño estudiantil. Es como deber de nosotros, los futuros maestros, descarrilarlos de ese tren de perdición y utilizar esas tecnologías para promover la educación. No importa si son las antiguas o las nuevas, lo importante es que el alumno comienze a progresar.